Si hay algo que he aprendido en estos años de creación… es a tener paciencia. Paciencia cada vez que me planteo un nuevo desafío, paciencia cada vez que intento aprender una nueva técnica o habilidad.
Cuando comencé a coser, me enojaba mucho porque las cosas no salían como quería. Mis dedos se enredaban y terminaba más frustrada que feliz. Un drama si debía entregar una tarea a la mañana siguiente, solía entramparse todo y muchas veces terminé en verdaderos lagrimones... Hoy, si bien coser sigue siendo una tarea compleja, aprendes ciertos “trucos” que facilitan la existencia y permiten lograr eficacia y rapidez.
No todos los días son iguales, hay días en que todo fluye y las ideas se agolpan en la cabeza... muchas SALEN convertidas en algo nuevo mientras que otras, QUEDAN entrampadas esperando salir algún día.
Hay veces que se amontonan y quieren salir todas juntas... En esos días, me dedico a ordenar y a ESCRIBIR todo lo que se me viene a la mente, porque he descubierto que al sacar las ideas de la cabeza y llevarlas a un papel ese espacio del cerebro se DESOCUPA y puedes ordenar de mejor forma lo que queda.
En cambio, cuando llevo muchos días con algo y comienza a transformarse en una obsesión, me resulta mejor salir a dar una vuelta, llevar una cámara de fotos y recorrer la ciudad o si el tiempo lo permite, sólo pasear, caminar o hacer ejercicio... Pareciera que al tener el cuerpo en movimiento, la cabeza se dedica a hacer "sus asuntos" y se desanuda sola, pero la formula siempre ha sido la misma... tener PACIENCIA y esperar. Llega un punto que todo hace clic y surge la inspiración.
Pero resulta que esa inspiración es algo traviesa y suele aparecer en los momentos menos esperados... cruzando un semáforo, de compras en el súper, lavando platos o apretada en el metro. Es para esos instantes, que procuro siempre tener algo donde anotar... Todo sirve, una servilleta, detrás de una boleta, el bloc de notas del celular, incluso me he “auto enviado” emails con las ideas generales o un punteo.
Y en ese momento de inspiración, cuando la idea parece fantástica en nuestra cabeza, nos entusiasma y anima a querer llevarla a cabo lo antes posible, tiene que pasar la última barrera... nosotros mismos.
Ocurre muchas veces que la idea que te parecía tan estupenda en un principio al traspasarla a un papel “descubres” que no era TAN buena como creías. Entonces te llenas de dudas y comienzas a ponerle una serie de peros... Aquí es cuando NO hay que DESANIMARSE, porque si una idea no resulta, habrá cientos de otras que si lo harán y serán igual de fantásticas... porque esa idea que en su momento no funcionó se mezclará con otras, se fundirá y terminará convertida en algo completamente diferente.
Cuando comencé a coser, me enojaba mucho porque las cosas no salían como quería. Mis dedos se enredaban y terminaba más frustrada que feliz. Un drama si debía entregar una tarea a la mañana siguiente, solía entramparse todo y muchas veces terminé en verdaderos lagrimones... Hoy, si bien coser sigue siendo una tarea compleja, aprendes ciertos “trucos” que facilitan la existencia y permiten lograr eficacia y rapidez.
No todos los días son iguales, hay días en que todo fluye y las ideas se agolpan en la cabeza... muchas SALEN convertidas en algo nuevo mientras que otras, QUEDAN entrampadas esperando salir algún día.
Hay veces que se amontonan y quieren salir todas juntas... En esos días, me dedico a ordenar y a ESCRIBIR todo lo que se me viene a la mente, porque he descubierto que al sacar las ideas de la cabeza y llevarlas a un papel ese espacio del cerebro se DESOCUPA y puedes ordenar de mejor forma lo que queda.
En cambio, cuando llevo muchos días con algo y comienza a transformarse en una obsesión, me resulta mejor salir a dar una vuelta, llevar una cámara de fotos y recorrer la ciudad o si el tiempo lo permite, sólo pasear, caminar o hacer ejercicio... Pareciera que al tener el cuerpo en movimiento, la cabeza se dedica a hacer "sus asuntos" y se desanuda sola, pero la formula siempre ha sido la misma... tener PACIENCIA y esperar. Llega un punto que todo hace clic y surge la inspiración.
Pero resulta que esa inspiración es algo traviesa y suele aparecer en los momentos menos esperados... cruzando un semáforo, de compras en el súper, lavando platos o apretada en el metro. Es para esos instantes, que procuro siempre tener algo donde anotar... Todo sirve, una servilleta, detrás de una boleta, el bloc de notas del celular, incluso me he “auto enviado” emails con las ideas generales o un punteo.
Y en ese momento de inspiración, cuando la idea parece fantástica en nuestra cabeza, nos entusiasma y anima a querer llevarla a cabo lo antes posible, tiene que pasar la última barrera... nosotros mismos.
Ocurre muchas veces que la idea que te parecía tan estupenda en un principio al traspasarla a un papel “descubres” que no era TAN buena como creías. Entonces te llenas de dudas y comienzas a ponerle una serie de peros... Aquí es cuando NO hay que DESANIMARSE, porque si una idea no resulta, habrá cientos de otras que si lo harán y serán igual de fantásticas... porque esa idea que en su momento no funcionó se mezclará con otras, se fundirá y terminará convertida en algo completamente diferente.
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