jueves, 3 de enero de 2008

EL COLOR EN EL VESTUARIO

Vestuario y Color El color en la moda no es posible considerarlo aisladamente sino que es necesario tomarlo como un elemento constitutivo del traje y que forma parte del conjunto.

Debemos aprender a emplear el color de manera eficiente en nuestro vestuario debido a que es uno de los factores que más contribuye a favorecer o no nuestra imagen. Al hacer uso de ciertas pautas o reglas del color en nuestro beneficio podremos destacar ciertos atributos o disimular aquellas partes menos atractivas.

En primer lugar, se debe tener en cuenta el color de piel, ojos y cabello. Es necesario intentar descubrir las ilusiones ópticas que pueden crearse a base del color, gracias a esto se puede modificar la apariencia, longitud o ancho de una persona. Por ejemplo, los colores fríos como el azul, verde o violeta tienden a mantener las proporciones de la figura, mientras que los colores cálidos, como el rojo, amarillo o naranja, dan la sensación de amplitud.

La intensidad del color es otro aspecto que influye, pues los más vivos parecen aumentar la estatura y los volúmenes, mientras que los apagados, producen el efecto contrario.

En cuanto a los esquemas de color, podemos decir que los elementos cromáticos de un diseño o de un conjunto están definidos por los principios de la armonía del color. Los monocromáticos, son los más utilizados, es la armonía basada en un solo color, el traje y sus complementos se presentan en distintos matices más claros o más oscuros. Este efecto produce distinción y elegancia, que puede ser acentuado aún más si el color seleccionado repite el de los ojos o del cabello. En ocasiones y cuando el efecto produzca cierta monotonía se le podrá complementar con algún detalle o accesorio en un color contrastante. En un conjunto gris por ejemplo, el color puede ser amenizado con un pañuelo o cinturón en rosa, cereza, pardo, beige o en general, cualquier color que no produzca un contraste exagerado.

Es importante considerar que los contrastes llamativos acentuarán las medidas y las proporciones del traje, mientras que los contrastes más sutiles disminuirán en apariencia. Conviene recalcar además que en todo contraste siempre los colores claros llamarán más la atención que los oscuros, por lo que es importante saber que partes del cuerpo deseamos resaltar y cuales pretendemos disimular.

Los conjuntos realizados con colores que se encuentran cercanos o relacionados en el círculo cromático como anaranjado y rojo; amarillo y verde son regidos por los mismos principios anteriores, debiendo considerar además que siempre se debe imponer un color sobre otro para que no compitan entre sí.

Los colores complementarios como el rojo y el verde, son difíciles de armonizar y pueden destruir la composición. La ropa deportiva y de verano aceptan este tipo de colores contrastantes. Sin embargo, se debe cuidar de no exagerar, tratando de neutralizarlos cuando se utilice en grandes extensiones.

Por lo general, los colores puros como el amarillo, verde o rojo no se utilizan solos, mientras que el blanco, negro, gris o pardo son más bien neutros y pueden ser combinados con cualquier color.

Los matices claros armonizan con todos los colores del espectro y asimismo lo hacen entre sí. Cualquier color en tono pálido, se puede combinar con chaquetas, zapatos o complementos de un color más fuerte, oscuro o intenso y por el contrario los matices oscuros en abrigos o chaquetas pueden combinarse con bolsos, bufandas o pañuelos en color claro.

En cuanto al tipo de piel, el blanco y los matices claros, acentúan el color de la piel y por el contrario los colores oscuros se imponen y la apagan. En forma general, la mujer morena, trigueña o bronceada, pertenece a los colores cálidos como dorados, ocres, cafés, terracotas, amarillos o naranjas, etc. mientras que la mujer blanca, blanca rosada o blanca con cabello muy oscuro, pertenece a los colores fríos, en la gama de los plateados, grises, azules, morados, lilas, rosados, fucsias, etc.

Los trajes en blanco favorecen de manera general a todo tipo de piel, debido a que este color es el que más refleja la luz, contrastando e iluminando la tez. El negro es el mejor complemento para destacar colores puros y accesorios intensos, favorece a las pieles y cabellos claros, pero no se recomienda para pieles muy pálidas ya que las hace ver amarillentas. Para ellas, resulta más atractivo vestir colores primarios puros, como el amarillo, azul, o rojo, y combinarlos con tonos medios y oscuros, que hagan contraste.

Si se tiene piel morena, los colores intensos y llamativos, resultan los más favorecedores, y las combinaciones más acertadas serían los tonos medios y claros. Finalmente, el tono bronceado de una piel debe resaltarse combinando colores básicos con tonos claros y luminosos como blanco o pastel.

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