Cuenta la leyenda que había en el pueblo un gato muy sagaz con gran habilidad para cazar... Los ratones desesperados por no poder llevar el sustento a sus hogares, deciden convocar una asamblea para así decidir qué hacer.
Ningún ratón del pueblo falto a tan importante acontecimiento, pasaron las horas y ya entrada la noche, aún estaban los ratones reunidos, sin llegar a un acuerdo sobre qué hacer con su problema gatuno... hasta que una aguda voz se alza entre la multitud y propone la siguiente solución: "Colgar un cascabel al gato... así cuando este asome, ellos escucharían el tintinear de sus pasos y tendrían tiempo de arrancar a sus escondites".
Gran ovación recibió este ratoncito que nunca imagino sería tan bien acogida su propuesta, lo levantaron en andas y todos gritaban y vitoreaban: VIVAAA!! ...HURRAAA!! Se miraban con alivio porque por fin podrían darle de comer a sus hijos.
Hasta que desde la multitud alguien grita: ESPERAD!! ...desde atrás asoma un anciano y desvencijado ratón, un parche en el ojo, innumerables rasguños y una cojera demuestran sus múltiples batallas, todos se dan vuelta a mirar quien había osado a detener tamaña celebración.
El viejo ratón caminaba lento y su chueco bastón sostenía su esquelético andar, unas greñas de pelo le cuelgan del pescuezo y se mueven a su paso... en silencio la audiencia lo mira expectante.
Una vez en el centro de la sala decide tomar la palabra: Todo eso está muy bien, dice soltando un bufido y me alegro mucho que por fin encontraran la solución, pero quién de todos los presentes, será ese valiente ratón que ponga el cascabel en el cuello de ese maléfico gato?? Un silencio espeso gobierna la sala, todos se miran desconcertados... esperan respuesta, pero nadie está dispuesto a darse el trabajo de buscarla. Finalmente, todo se resume en dejarlo así... en esperar.
Esta historia, medio inventada, medio en serio está inspirada en el famoso poema de Lope de Vega “Los Ratones”, un poema para niños del siglo XVI que enseña una gran verdad... es más fácil decir que hacer.
Pero independiente de lo anecdótico de esta historia, a través de los años, desde siempre ha existido la tradición de adornar a nuestros mininos con collares y cascabeles que lejos de beneficiarlos, me parece que más bien los perjudica... NO existen pruebas científicas que avalen que su uso pueda causar algún daño auditivo en nuestras mascotas, pero experimenta por un momento y ponte los aros más ruidosos que tengas a ver si aquel tintineo no te vuelve loca.
Es cierto que hay gatos que lo han usado desde siempre y no acusan que les moleste... y quizás a los más pequeños les pueda resultar hasta divertido jugar con su collar por el ruido que produce y su innata curiosidad, pero también se ha comprobado que gatos adultos se tornan nerviosos, agresivos y hasta adquieren el hábito de agarrar el cascabel con los dientes, quizás como una forma de decirnos que no les gusta el aparatito ese...
De todas formas, tenga que ver con la personalidad de nuestro gato o simple moda, yo soy partidaria de no usarlo, hay otras formas de mimar a nuestros queridos peluditos bigotones. Además, si es como en el poema de Lope de Vega para evitar que cacen pájaros, se ha comprobado que estos malandrines modifican su comportamiento de caza y lo hacen de todos modos. Al final, es su instinto... Yo por lo menos, prefiero HACER que decir.
Ver poema original, LOS RATONES.
Ningún ratón del pueblo falto a tan importante acontecimiento, pasaron las horas y ya entrada la noche, aún estaban los ratones reunidos, sin llegar a un acuerdo sobre qué hacer con su problema gatuno... hasta que una aguda voz se alza entre la multitud y propone la siguiente solución: "Colgar un cascabel al gato... así cuando este asome, ellos escucharían el tintinear de sus pasos y tendrían tiempo de arrancar a sus escondites".
Gran ovación recibió este ratoncito que nunca imagino sería tan bien acogida su propuesta, lo levantaron en andas y todos gritaban y vitoreaban: VIVAAA!! ...HURRAAA!! Se miraban con alivio porque por fin podrían darle de comer a sus hijos.
Hasta que desde la multitud alguien grita: ESPERAD!! ...desde atrás asoma un anciano y desvencijado ratón, un parche en el ojo, innumerables rasguños y una cojera demuestran sus múltiples batallas, todos se dan vuelta a mirar quien había osado a detener tamaña celebración.
El viejo ratón caminaba lento y su chueco bastón sostenía su esquelético andar, unas greñas de pelo le cuelgan del pescuezo y se mueven a su paso... en silencio la audiencia lo mira expectante.
Una vez en el centro de la sala decide tomar la palabra: Todo eso está muy bien, dice soltando un bufido y me alegro mucho que por fin encontraran la solución, pero quién de todos los presentes, será ese valiente ratón que ponga el cascabel en el cuello de ese maléfico gato?? Un silencio espeso gobierna la sala, todos se miran desconcertados... esperan respuesta, pero nadie está dispuesto a darse el trabajo de buscarla. Finalmente, todo se resume en dejarlo así... en esperar.
Esta historia, medio inventada, medio en serio está inspirada en el famoso poema de Lope de Vega “Los Ratones”, un poema para niños del siglo XVI que enseña una gran verdad... es más fácil decir que hacer.
Pero independiente de lo anecdótico de esta historia, a través de los años, desde siempre ha existido la tradición de adornar a nuestros mininos con collares y cascabeles que lejos de beneficiarlos, me parece que más bien los perjudica... NO existen pruebas científicas que avalen que su uso pueda causar algún daño auditivo en nuestras mascotas, pero experimenta por un momento y ponte los aros más ruidosos que tengas a ver si aquel tintineo no te vuelve loca.
Es cierto que hay gatos que lo han usado desde siempre y no acusan que les moleste... y quizás a los más pequeños les pueda resultar hasta divertido jugar con su collar por el ruido que produce y su innata curiosidad, pero también se ha comprobado que gatos adultos se tornan nerviosos, agresivos y hasta adquieren el hábito de agarrar el cascabel con los dientes, quizás como una forma de decirnos que no les gusta el aparatito ese...
De todas formas, tenga que ver con la personalidad de nuestro gato o simple moda, yo soy partidaria de no usarlo, hay otras formas de mimar a nuestros queridos peluditos bigotones. Además, si es como en el poema de Lope de Vega para evitar que cacen pájaros, se ha comprobado que estos malandrines modifican su comportamiento de caza y lo hacen de todos modos. Al final, es su instinto... Yo por lo menos, prefiero HACER que decir.
Ver poema original, LOS RATONES.
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