El fin de semana pasado en la Plaza Mulato Gil del Barrio Lastarria se desarrolló el encuentro de moda independiente “Lastarria a punto V.2” donde 30 diseñadores de diferentes marcas expusieron sus creaciones.
El lugar, un pequeño recinto cerrado donde además del museo de artes visuales, se encuentran tiendas de artesanía, vestuario y sectores para comer o tomarse un café, estaba dispuesto de la mejor manera posible dado lo reducido del espacio, toda la ropa acomodada en un extremo, accesorios en el otro. Si deseábamos probarnos algo, unos improvisados probadores colectivos instalados en un pasillo hacían entretenida la compra.
El ambiente era muy bueno, mucho movimiento de público, todos los percheros organizados para que uno fuera viendo de forma ordenada sin saltarse ninguno, música a cargo de un DJ, en general harta onda y mucha gente dispuesta a comprar.
Mis felicitaciones a los organizadores, la buena acogida que tuvo la feria no hace más que reflejar la falta en Chile de lugares como estos, donde la gente pueda comprar algo original y novedoso que no se encuentra en centros comerciales o Malls. Sin mencionar que además este tipo de instancias abren un espacio para que jóvenes diseñadores tengan la oportunidad de mostrar lo que hacen.
Había de todo: bolsos, zapatillas y todo tipo de accesorios, como llaveros, pinches y prendedores divertidos. Entre los accesorios “Designios” y “Pielangela” me gustaron mucho. En cuanto a los bolsos encontré que “Garbo” destacaba de los demás. Con respecto a la ropa, en general bastante creativa, “Neftaly” y “MI” para mi gusto los mejores.
El punto negativo lo pone “La mano de obra chilena”, y este es un tirón de orejas para los diseñadores de la feria ya que imagino que esto no es algo generalizado. Vi con mucho pesar como la confección iba en desmedro del diseño, es decir prendas muy creativas pero muy mal hechas, lo que se podía ver a simple vista.
Tengo la sensación - y me pongo en el lugar de una compradora - que muchos diseños se los habrían llevado de inmediato si no hubieran estado tan mal presentados. Está bien que queramos ser innovadores y transgresores pero seamos consientes también de lo que hacemos.
No cuesta nada ponerse la mano en el corazón y ser autocríticos con nosotros mismos y nuestro trabajo, apoyo plenamente que la relación precio y diseño debe ser justa, pero no me parece coherente cobrar 15 mil pesos por una polera que está mal terminada y desprolija, aunque el diseño sea muy atractivo.
No queramos “vender la pomada” que para ser creativos hay que hacer prendas llenas de hilachas y sin terminar, eso nos aleja de nuestros potenciales compradores y lo más probable es que además de perder la venta terminemos desvalorizados como profesionales.
La tela y la confección hacen mucho a la hora de presentar un diseño aunque no lo parezca, el comprador se fija más de lo que uno cree. Hacer cosas de calidad y con dedicación garantiza que los clientes vuelvan y quieran saber más de nuestras creaciones, no seamos mediocres conformándonos con poco, subámosle el nivel a nuestro trabajo, eso le hace bien al medio y nos beneficia a todos.
El lugar, un pequeño recinto cerrado donde además del museo de artes visuales, se encuentran tiendas de artesanía, vestuario y sectores para comer o tomarse un café, estaba dispuesto de la mejor manera posible dado lo reducido del espacio, toda la ropa acomodada en un extremo, accesorios en el otro. Si deseábamos probarnos algo, unos improvisados probadores colectivos instalados en un pasillo hacían entretenida la compra.
El ambiente era muy bueno, mucho movimiento de público, todos los percheros organizados para que uno fuera viendo de forma ordenada sin saltarse ninguno, música a cargo de un DJ, en general harta onda y mucha gente dispuesta a comprar.
Mis felicitaciones a los organizadores, la buena acogida que tuvo la feria no hace más que reflejar la falta en Chile de lugares como estos, donde la gente pueda comprar algo original y novedoso que no se encuentra en centros comerciales o Malls. Sin mencionar que además este tipo de instancias abren un espacio para que jóvenes diseñadores tengan la oportunidad de mostrar lo que hacen.
Había de todo: bolsos, zapatillas y todo tipo de accesorios, como llaveros, pinches y prendedores divertidos. Entre los accesorios “Designios” y “Pielangela” me gustaron mucho. En cuanto a los bolsos encontré que “Garbo” destacaba de los demás. Con respecto a la ropa, en general bastante creativa, “Neftaly” y “MI” para mi gusto los mejores.
El punto negativo lo pone “La mano de obra chilena”, y este es un tirón de orejas para los diseñadores de la feria ya que imagino que esto no es algo generalizado. Vi con mucho pesar como la confección iba en desmedro del diseño, es decir prendas muy creativas pero muy mal hechas, lo que se podía ver a simple vista.
Tengo la sensación - y me pongo en el lugar de una compradora - que muchos diseños se los habrían llevado de inmediato si no hubieran estado tan mal presentados. Está bien que queramos ser innovadores y transgresores pero seamos consientes también de lo que hacemos.
No cuesta nada ponerse la mano en el corazón y ser autocríticos con nosotros mismos y nuestro trabajo, apoyo plenamente que la relación precio y diseño debe ser justa, pero no me parece coherente cobrar 15 mil pesos por una polera que está mal terminada y desprolija, aunque el diseño sea muy atractivo.
No queramos “vender la pomada” que para ser creativos hay que hacer prendas llenas de hilachas y sin terminar, eso nos aleja de nuestros potenciales compradores y lo más probable es que además de perder la venta terminemos desvalorizados como profesionales.
La tela y la confección hacen mucho a la hora de presentar un diseño aunque no lo parezca, el comprador se fija más de lo que uno cree. Hacer cosas de calidad y con dedicación garantiza que los clientes vuelvan y quieran saber más de nuestras creaciones, no seamos mediocres conformándonos con poco, subámosle el nivel a nuestro trabajo, eso le hace bien al medio y nos beneficia a todos.
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